El Comienzo de Liberland: Un Proyecto Forjado en la Reflexión y la Acción


Todo comenzó con un “triste triunfo”. Había ganado dos premios de emprendimiento con la empresa que fundé, donde ayudábamos a los maestros a mejorar sus resultados en pruebas estatales. La lógica era simple: si los profesores mejoraban, los estudiantes también lo harían. Sin embargo, algo no encajaba. Aunque los premios llegaban, en lo profundo de mi corazón sabía que no estábamos cambiando la realidad de la educación en Colombia. Los jóvenes salían de las universidades con el 56% de ellos desempleados. Entonces, me pregunté: ¿Qué sentido tenía mejorar los resultados en pruebas si, al final, los jóvenes seguían sin empleos?


Así que decidí dar un paso valiente: renuncié a ese emprendimiento para empezar de nuevo, esta vez con una misión más profunda: formar a los niños desde temprana edad para que pudieran ser los verdaderos arquitectos de su futuro. Empecé a enseñarles emprendimiento a través de internet y rápidamente formé a más de 3,000 niños en 17 países. Pero pronto me di cuenta de que enseñar solo emprendimiento no era suficiente. Necesitaba ofrecer algo más. Así que agregué programación, trading, felicidad, y creación de videojuegos, todos con certificaciones de universidades internacionales, bajo un modelo extracurricular en línea.


Sin embargo, algo me seguía preocupando: ¿cómo podría transformar el sistema educativo de raíz? Después de investigar sobre el sector preescolar en Colombia, descubrí una barrera: las dueñas de jardines infantiles enfrentaban barreras de entrada muy altas para convertirse en colegios. Fue entonces cuando decidí estudiar la legislación educativa de Colombia y me encontré con una revelación: las familias en Colombia tienen derecho a elegir el tipo de educación para sus hijos. La educación es un derecho fundamental, no solo la escolarización.


Y así nació Liberland, un centro de desarrollo del talento, una alternativa a la educación tradicional, donde los niños no solo aprenden materias, sino que adquieren habilidades que los preparan para el futuro. Ahora, tenemos sedes en Bogotá y Bolivia, y estamos rompiendo con el viejo paradigma de lo que debe ser la educación.
¿Qué es Liberland?
Liberland es un centro de desarrollo del talento que reemplaza el colegio tradicional. Aquí, los niños aprenden emprendimiento certificado por la Universidad de Nueva York, trading certificado por la Universidad de los Andes, felicidad certificado por la Universidad de Yale, programación certificado por la Universidad de Michigan, liderazgo certificado por la Universidad de Johns Hopkins, y más. Pero lo que nos distingue es que no somos un colegio y no queremos serlo. Porque si nos convirtieran en colegio, tendríamos que enseñar esas materias obsoletas que fueron impuestas por intelectuales que planearon la educación sin pensar en las realidades del mundo actual.
Me empoderé de este desafío porque veía a las familias quejándose de una educación estática, mientras el mundo avanza a una velocidad imparable. Veía a intelectuales discutiendo sobre metodologías que no sirven, sin entender que el problema es la educación centralmente planificada. Y lo peor, veía a líderes acomodados, sin iniciativa, obedeciendo a un sistema que no da resultados. Así que tomé la decisión de hacer lo que era necesario, aunque fuera incómodo.
Creo firmemente que hace falta más liderazgo en la educación, especialmente liderazgo masculino, para desafiar lo que está mal. No tengo miedo de ser políticamente incorrecto. La corrección política está haciendo mucho daño al mundo; es hora de decir la verdad, aunque incomode.